Si existe algo realmente increíble es el poder de dar…
Cuando damos una sonrisa se nos devuelve de un extraño casi instantáneamente, no debemos esperar que la gente sea con nosotros gentil si no le hemos mostrado previamente buen trato.
Un amigo me contaba como había afectado a su vida los gestos nobles de un amigo que supo escucharlo cuando él pasaba por una crisis sentimental.
Mi amigo se encontraba deprimido y con una insistente actitud suicida, no encontraba en sus padres la confianza ni el apoyo moral para poder hacerles saber lo que estaba atravesando.
Tenía un amigo cristiano al que nunca visitaba y que hasta le molestaba oír cuando le hablaba del Señor, pero teniendo esta crisis extrañamente acudió a él, este amigo suyo supo aconsejarle y darle una palabra cierta en el momento indicado, mi amigo tuvo tranquilidad para reflexionar sobre lo que estaba a punto de hacer y cambió de opinión.
Lo más impactante de esto es que la buena obra de este amigo le dio un buen fruto también a él, ya que pasados dos años mi amigo se encontraba en la posibilidad de darle una oportunidad de trabajo que tanta falta le hacía.
Las buenas obras se ven recompensadas siempre de alguna u otra manera. Podemos estar seguros de que si no nos devuelven el bien que hacemos Dios mismo se encargará de recompensarnos.
Cuando damos una sonrisa se nos devuelve de un extraño casi instantáneamente, no debemos esperar que la gente sea con nosotros gentil si no le hemos mostrado previamente buen trato.
Un amigo me contaba como había afectado a su vida los gestos nobles de un amigo que supo escucharlo cuando él pasaba por una crisis sentimental.
Mi amigo se encontraba deprimido y con una insistente actitud suicida, no encontraba en sus padres la confianza ni el apoyo moral para poder hacerles saber lo que estaba atravesando.
Tenía un amigo cristiano al que nunca visitaba y que hasta le molestaba oír cuando le hablaba del Señor, pero teniendo esta crisis extrañamente acudió a él, este amigo suyo supo aconsejarle y darle una palabra cierta en el momento indicado, mi amigo tuvo tranquilidad para reflexionar sobre lo que estaba a punto de hacer y cambió de opinión.
Lo más impactante de esto es que la buena obra de este amigo le dio un buen fruto también a él, ya que pasados dos años mi amigo se encontraba en la posibilidad de darle una oportunidad de trabajo que tanta falta le hacía.
Las buenas obras se ven recompensadas siempre de alguna u otra manera. Podemos estar seguros de que si no nos devuelven el bien que hacemos Dios mismo se encargará de recompensarnos.
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