Hace unos años empecé con un debilitamiento muy severo en el cuero cabelludo, tuve muchos tratamientos, inclusive llegué a pensar que había algo terrible en mi salud que lo hacía caer estrepitosamente, tomé toda clase de medicamentos, hice muchas terapias incluso algunas que eran muy complicadas, nada de esto daba resultado. Acudí con un dermatólogo prestigioso y me dijo que lo mío era algo mental, que no tenía nada de qué preocuparme, que yo estaba teniendo cambios hormonales por mi adolescencia, tenía 10 años, me mandó reposo y tratamientos relajantes, ejercicios físicos y poca lectura.
Pasaba el tiempo y no sólo que no veía resultados favorables sino que empecé a creer que lo único que me quedaba era resignarme a perder todo el cabello y usar pelucas. Un día en mi cuarto le dije a Dios con todo mi corazón… Señor, ayúdame… tengo miedo y no sé que hacer…! Me quedé dormida mientras estaba orando…
Después de varios días noté que el cabello estaba más fuerte y que ya no me dolía peinarme ni recogerme el cabello hacia atrás. Sentí que algo habías sucedido sin darme cuenta, para esto hacia semanas que no me aplicaba ningún tratamiento, yo sólo atino a decir que Dios me curó, se que Él lo hizo porque dentro de mí tengo esa certeza, que Dios ve el corazón y se mueve por fe. Cuando dejé de buscar la ayuda del hombre (médicos) comprendí que Él es el mejor médico para sanarnos de todas nuestras dolencias…
Gracias Señor!!
martes, 24 de febrero de 2009
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